La
palabra trabajo es diferente a elaboración y aquí nos va a mostrar
el trabajo del sueño, cuales son sus medios de producción.
todos
los anteriores estudios sobre los sueños se enlazaban directamente
al contenido manifiesto y es Freud el primero, en partir de un
diferente punto inicial:
Dice,
“Para nosotros se interpola entre el contenido onírico y los
resultados de nuestra observación un nuevo material psíquico: el
contenido latente o ideas latentes del sueño que nuestro
procedimiento analítico nos lleva a descubrir. De este contenido
latente y no del manifiesto es del que desarrollamos la solución del
sueño. Así, pues, se nos presenta también una nueva labor que no
se planteaba a los autores anteriores
: la de investigar las
relaciones del contenido manifiesto con las ideas latentes y
averiguar por qué proceso ha surgido de estas últimas aquel
primero.
Las
ideas latentes y el contenido manifiesto se nos muestran como dos
versiones del mismo contenido, en dos idiomas distintos, o, mejor
dicho, el contenido manifiesto se nos aparece como una versión de
las ideas latentes a una distinta forma expresiva, cuyos signos y
reglas de construcción hemos de aprender por la comparación del
original con la traducción. Las ideas latentes nos resultan
perfectamente comprensibles en cuanto las descubrimos. En cambio, el
contenido manifiesto nos es dado como un jeroglífico, para cuya
solución habremos de traducir cada uno de sus signos al lenguaje de
las ideas latentes. Incurriríamos, desde luego, en error si
quisiéramos leer tales signos dándoles el valor de imágenes
pictóricas y no de caracteres de una escritura jeroglífica.
Quién
viene? 1 SOL DADOS
Ante
estas imágenes podríamos expresar la crítica de que tanto su
yuxtaposición como su presencia aislada son absurdas e insensatas.
Pero estas objeciones dependen de que formamos sobre el jeroglífico
un juicio equivocado. Así, pues, habremos de prescindir de ellas y
adaptarnos al verdadero carácter de aquél, esforzándose en
sustituir cada imagen por una sílaba o una palabra susceptibles de
ser representadas por ella. La yuxtaposición de las palabras que así
reuniremos no carecerá ya de sentido,
LA
LABOR DE CONDENSACIÓN:
Lo
Primero que la comparación del contenido manifiesto con las ideas
latentes evidencia al investigador es que ha tenido efecto una magna
labor de condensación. El sueño es conciso, pobre y lacónico en
comparación con la amplitud y la riqueza de las ideas latentes.
Contra
el aserto de que la desproporción entre contenido manifiesto e ideas
latentes nos fuerza a deducir que en el trabajo del sueño ha tenido
efecto una amplia condensación del material psíquico, podría
elevarse una objeción, a primera vista muy plausible. Pudiera, en
efecto, alegarse la impresión que con tanta frecuencia
experimentamos de haber soñado muchas cosas a través de toda la
noche y haber olvidado después la mayor parte. De este modo el sueño
que al despertar recordamos no sería sino un resto del total trabajo
onírico, lo cual, recordado por entero, presentaría una amplitud
igual al de las ideas latentes. Hay aquí una parte de verdad, pues
la observación de que cuando más fielmente nos es dado reproducir
un sueño es cuando intentamos recordarlo inmediatamente después de
despertar, mientras que conforme avanza el día va haciéndose su
recuerdo cada vez más vago e incompleto, es rigurosamente cierta.
Pero, por otro lado, podemos comprobar que el sentimiento de haber
soñado mucho más de lo que podemos reproducir reposa muchas veces
en una ilusión, cuyo origen aclararemos más adelante.
Ante
la extraordinaria cantidad de ocurrencias que el análisis aporta con
respecto a cada elemento del contenido onírico surgirá en nuestros
lectores la duda de si podemos considerar como perteneciente a las
ideas latentes todo aquello que a posteriori se nos ocurre durante la
labor analítica; esto es, si debemos suponer que todas estas ideas
se hallaban ya en actividad durante el reposo y contribuyeron al
trabajo del sueño, o si no es mucho más verosímil que durante
dicho trabajo surjan nuevas asociaciones de ideas que no tomaron
parte alguna en la constitución del mismo. Sólo condicionalmente
podemos agregarnos a esta duda. Es, desde luego, cierto que durante
el análisis surgen por primera vez algunas asociaciones, pero
siempre nos es dado comprobar que tales nuevas conexiones sólo se
establecen entre ideas que se hallaban ya enlazadas de otra manera en
el contenido latente. Las nuevas conexiones no son sino contactos o
corto circuitos facilitados por la existencia de otros caminos de
enlace más profundos. Con respecto a la mayor parte de las masas de
ideas descubiertas en el análisis, nos vemos obligados a reconocer
que han actuado ya en la elaboración del sueño; pues cuando hemos
seguido una cadena de tales pensamientos, que parecen exentos de todo
nexo con dicha elaboración, tropezamos bruscamente con una idea que
se halla representada en el sueño, es indispensable para el trabajo
del mismo y no resulta accesible sino por la persecución de dicha
serie de pensamientos, ajena en apariencia a la formación del
producto onírico. Recuérdese a este respecto el sueño de la
monografía botánica, que se nos muestra como el resultado de una
asombrosa condensación, aunque no hemos comunicado su análisis sino
fragmentariamente.
Pero
entonces, ¿cómo hemos de representarnos el estado psíquico que
durante el reposo precede al soñar? Las ideas latentes, ¿aparecen
dadas en conjunto o son recorridas de un modo sucesivo? ¿No podrá
ser también que, partiendo de diversos centros, se constituyan
varias cadenas de ideas simultáneas, que luego se unan en un punto
dado? A mi juicio, no tenemos necesidad ninguna de crearnos una
representación plástica del estado psíquico en la elaboración
onírica. Bastará con no olvidar que se trata del pensamiento
inconsciente y que el proceso puede ser muy distinto del que
percibíamos en nosotros en la reflexión voluntaria acompañada de
conciencia.
De
todos modos, el hecho es que el trabajo del sueño reposa sobre una
condensación permanente inquebrantable. Ahora bien: ¿cómo se lleva
a cabo tal condensación?
Si
reflexionamos que de las ideas latentes halladas sólo una minoría
queda representada en el sueño por uno de sus elementos de
representación, habríamos de concluir que la condensación se
verifica por exclusión, no siendo así el sueño una fiel traducción
o una proyección, punto por punto, de las ideas latentes, sino una
reproducción harto incompleta y llena de lagunas de las mismas. Este
juicio es, sin embargo, como pronto veremos, harto equivocado. Pero
tomémoslo al principio como base y continuemos preguntándonos: si
al contenido manifiesto no llegan sino pocos elementos de las ideas
latentes, ¿qué condiciones determinan la selección de las mismas?
Para contestar a esta interrogación examinaremos aquellos elementos
del contenido manifiesto que tienen que haber cumplido tales
condiciones. El material mejor para esta investigación será, sin
duda, un sueño en cuya elaboración haya tenido efecto una
condensación particularmente enérgica. Elegiremos el de la
monografía botánica,
para el estudio de la condensación en el trabajo del
sueño. Sueño de las señora...)
En los
tres sueños cuya comunicación antecede ha hecho resaltar,
subrayándolos, aquellos elementos del contenido manifiesto que
retornan en las ideas latentes, mostrando así, evidentemente, la
múltiple relación de los mismos. Pero dado que en ninguno de estos
sueños se ha llevado a término el análisis, creemos conveniente
realizar igual labor en un sueño cuyo análisis hallamos comunicado
más minuciosamente, demostrando en él la sobredeterminación de su
contenido. Con este objeto elegiremos el sueño de la inyección de
Irma, ejemplo en el que reconocemos sin esfuerzo que la labor de la
condensación se sirve, en el trabajo del sueño, de más de un
único medio.
Todas
estas personas con las que tropiezo al perseguir el elemento «Irma»
no entran corporalmente en el sueño, sino que se esconden detrás de
la persona onírica «Irma», que queda constituida de este modo como
una imagen colectiva con rasgos contradictorios. Por mi atribución a
Irma de todos aquellos recuerdos míos referentes a aquellas otras
personas sacrificadas en el proceso de condensación, queda
convertida en representante de las mismas.
La
constitución de tal persona colectiva, para los fines de la
condensación onírica, puede llevarse también a cabo fundiendo en
una imagen onírica los rasgos actuales de dos o más personas. De
este modo es como ha surgido el doctor M. de mi sueño. Este
personaje lleva el nombre del doctor M. y habla y actúa como él,
pero su aspecto físico y sus padecimientos corresponden a otra
persona: a mi hermano mayor. Un único rasgo, la palidez, se halla
doblemente determinado, siendo común en la realidad a ambas
personas. Un análogo personaje mixto es el doctor R. en el sueño de
mi amigo, que es mi tío. Pero en este caso ha quedado constituida la
imagen onírica de un tercer modo diferente. No he reunido rasgos
físicos del uno con otros del otro, disminuyendo así la imagen
mnémica de cada uno en determinados detalles, sino que he puesto en
práctica el procedimiento seguido por Galton para lograr sus
retratos de familia; esto es, proyectar ambas imágenes una sobre
otra, con lo cual resaltan, acentuados, los rasgos comunes y se
destruyen los diferentes, apareciendo sólo vagamente en la imagen.
De este modo resalta, acentuada, como rasgo común en la vaga
fisonomía formada por superposición de las dos personas diferentes,
la barba rubia, detalle que contiene, además, una alusión a mi
padre y a mí mismo, facilitada por la relación al encanecimiento.
La
constitución de personas colectivas y mixtas es uno de los
principales medios de que se sirve la condensación onírica. No
tardaremos en tener ocasión de ocuparnos nuevamente de ella en
relación con otras cuestiones. La asociación «disentería» en el
sueño de la inyección se halla también múltiplemente determinada:
de una parte, por similicadencia parafásica con «difteria»
(Dysenterie-Diphaérie), y de otra, por la relación con el paciente
enviado por mí a Egipto y cuya histeria logra burlar al médico. La
mención de la propilena en el sueño se demuestra también como un
interesante caso de condensación. Lo que las ideas latentes
contenían no era propilena sino amilena. Pudiera creerse que no ha
tenido aquí efecto, en la elaboración del sueño, más que un
sencillo desplazamiento. Así, es, en efecto; pero este
desplazamiento se halla al servicio de los fines de la condensación,
como lo prueba el siguiente apéndice que aquí agregamos al análisis
de este sueño. Deteniendo mi atención un momento más en la palabra
propilena, se me ocurre que es similicadente a propileos
(Propylen-Propiläen). Con esta palabra se alude no solamente a
Atenas, sino también a Munich. A esta última ciudad fui un año
antes de mi sueño, con ocasión de una grave enfermedad de mi amigo.
La intervención de este último en mi sueño se hace luego
indiscutible por la emergencia del elemento trimetilamina, que surge
poco después de propilena.
Paso
por alto la singular circunstancia de que tanto aquí como en otros
lugares del análisis son utilizadas para la conexión de ideas como
equivalentes asociaciones de los más diversos valores, y cedo a la
tentación de representarme plásticamente el proceso de la
sustitución de la amilena del contenido latente por la propilena del
contenido manifiesto. Supongamos separados, pero enlazados por la
contraposición, el grupo de representaciones de mi amigo Otto, que
no me comprende, me niega la razón y me regala un licor que huele a
amilena, y el de mi amigo Wilhelm, que me comprende, me daría la
razón y al que debo tantos valiosos datos, entre ellos algunos
interesantísimos sobre el quimismo de los procesos sexuales. Lo que
del grupo de Otto ha de despertar particularmente mi atención se
halla determinado por los sucesos recientes provocadores del sueño.
La amilena pertenece a estos elementos sobresalientes, predestinados
a pasar al contenido manifiesto. El amplio grupo de representaciones
Wilhelm es precisamente animado por la contraposición con el grupo
Otto y en él quedan acentuados los elementos que recuerdan los ya
citados en este último. En mi sueño recurro a una persona que ha
despertado mi desagrado ante otra que puedo oponerla a voluntad, y
hago que mi amigo responda punto por punto a mi contradictor. De este
modo, la amilena de Otto despierta también en el otro grupo
recuerdos pertenecientes al círculo de la Química, y la
trimetilamina, apoyada por varios lados llega al contenido
manifiesto. También amilena podía llegar inmodificada a dicho
contenido, pero sucumbe a la actuación del grupo Wilhelm, siendo
buscado en toda el área mnémica que este nombre ocupa un elemento
que pueda proporcionar doble determinación para amilena. Cercana a
amilena se halla para la asociación propilena, y desde el grupo
Wilhelm sale a su encuentro Munich con los Propileos. En
propilena-propileos se encuentran ambos círculos de
representaciones, y entonces llega este elemento intermedio, como por
una especie de transacción, al contenido manifiesto. Se ha creado
aquí una especie de elemento común intermedio que permite una
múltiple determinación. Vemos así palpablemente que la
determinación múltiple tiene que facilitar el acceso al contenido
manifiesto.
Para
la formación de este producto intermedio se ha llevado a cabo un
desplazamiento de la atención desde lo realmente pensado a un
elemento próximo en la asociación.
El
estudio del sueño de la inyección presenta ya más claramente a
nuestros ojos los procesos de condensación que tienen efecto en el
trabajo del sueño. Hemos podido reconocer, como peculiaridades de la
labor de condensación de selección de los elementos repetidamente
emergentes en las ideas latentes, la formación de nuevas unidades
(personas colectivas y productos mixtos) y la constitución de
elementos comunes intermedios.
¿Para
qué sirve la condensación y qué es lo que la impulsa? Son
interrogaciones que nos plantearemos cuando emprendamos el estudio en
conjunto de los procesos psíquicos que se verifican en el trabajo de
los sueños. Por ahora nos contentaremos con dejar establecida la
condensación onírica como una singular relación entre las ideas
latentes y el contenido manifiesto de los sueños. La labor de
condensación del sueño se hace más que nunca evidente cuando toma
objetos palabras y nombres. Las palabras son tratadas con frecuencia
por el sueño como si fueran cosas, y sufren entonces iguales
uniones, desplazamientos, sustituciones y condensaciones que las
representaciones de cosas. Resultado de estos sueños es la creación
de formaciones verbales singularísimas y a veces muy cómicas.
EXCLUSIÓN
OMISIÓN FUSION
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