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domingo, 1 de julio de 2018

EL SUEÑO COMO EL SÍNTOMA TIENE SENTIDO


La palabra trabajo es diferente a elaboración y aquí nos va a mostrar el trabajo del sueño, cuales son sus medios de producción.
todos los anteriores estudios sobre los sueños se enlazaban directamente al contenido manifiesto y es Freud  el primero, en partir de un diferente punto inicial:

Dice, “Para nosotros se interpola entre el contenido onírico y los resultados de nuestra observación un nuevo material psíquico: el contenido latente o ideas latentes del sueño que nuestro procedimiento analítico nos lleva a descubrir. De este contenido latente y no del manifiesto es del que desarrollamos la solución del sueño. Así, pues, se nos presenta también una nueva labor que no se planteaba a los autores anteriores
: la de investigar las relaciones del contenido manifiesto con las ideas latentes y averiguar por qué proceso ha surgido de estas últimas aquel primero.
Las ideas latentes y el contenido manifiesto se nos muestran como dos versiones del mismo contenido, en dos idiomas distintos, o, mejor dicho, el contenido manifiesto se nos aparece como una versión de las ideas latentes a una distinta forma expresiva, cuyos signos y reglas de construcción hemos de aprender por la comparación del original con la traducción. Las ideas latentes nos resultan perfectamente comprensibles en cuanto las descubrimos. En cambio, el contenido manifiesto nos es dado como un jeroglífico, para cuya solución habremos de traducir cada uno de sus signos al lenguaje de las ideas latentes. Incurriríamos, desde luego, en error si quisiéramos leer tales signos dándoles el valor de imágenes pictóricas y no de caracteres de una escritura jeroglífica.
Quién viene? 1 SOL DADOS
Ante estas imágenes podríamos expresar la crítica de que tanto su yuxtaposición como su presencia aislada son absurdas e insensatas. Pero estas objeciones dependen de que formamos sobre el jeroglífico un juicio equivocado. Así, pues, habremos de prescindir de ellas y adaptarnos al verdadero carácter de aquél, esforzándose en sustituir cada imagen por una sílaba o una palabra susceptibles de ser representadas por ella. La yuxtaposición de las palabras que así reuniremos no carecerá ya de sentido,

LA LABOR DE CONDENSACIÓN:
Lo Primero que la comparación del contenido manifiesto con las ideas latentes evidencia al investigador es que ha tenido efecto una magna labor de condensación. El sueño es conciso, pobre y lacónico en comparación con la amplitud y la riqueza de las ideas latentes.
Contra el aserto de que la desproporción entre contenido manifiesto e ideas latentes nos fuerza a deducir que en el trabajo del sueño ha tenido efecto una amplia condensación del material psíquico, podría elevarse una objeción, a primera vista muy plausible. Pudiera, en efecto, alegarse la impresión que con tanta frecuencia experimentamos de haber soñado muchas cosas a través de toda la noche y haber olvidado después la mayor parte. De este modo el sueño que al despertar recordamos no sería sino un resto del total trabajo onírico, lo cual, recordado por entero, presentaría una amplitud igual al de las ideas latentes. Hay aquí una parte de verdad, pues la observación de que cuando más fielmente nos es dado reproducir un sueño es cuando intentamos recordarlo inmediatamente después de despertar, mientras que conforme avanza el día va haciéndose su recuerdo cada vez más vago e incompleto, es rigurosamente cierta. Pero, por otro lado, podemos comprobar que el sentimiento de haber soñado mucho más de lo que podemos reproducir reposa muchas veces en una ilusión, cuyo origen aclararemos más adelante.
Ante la extraordinaria cantidad de ocurrencias que el análisis aporta con respecto a cada elemento del contenido onírico surgirá en nuestros lectores la duda de si podemos considerar como perteneciente a las ideas latentes todo aquello que a posteriori se nos ocurre durante la labor analítica; esto es, si debemos suponer que todas estas ideas se hallaban ya en actividad durante el reposo y contribuyeron al trabajo del sueño, o si no es mucho más verosímil que durante dicho trabajo surjan nuevas asociaciones de ideas que no tomaron parte alguna en la constitución del mismo. Sólo condicionalmente podemos agregarnos a esta duda. Es, desde luego, cierto que durante el análisis surgen por primera vez algunas asociaciones, pero siempre nos es dado comprobar que tales nuevas conexiones sólo se establecen entre ideas que se hallaban ya enlazadas de otra manera en el contenido latente. Las nuevas conexiones no son sino contactos o corto circuitos facilitados por la existencia de otros caminos de enlace más profundos. Con respecto a la mayor parte de las masas de ideas descubiertas en el análisis, nos vemos obligados a reconocer que han actuado ya en la elaboración del sueño; pues cuando hemos seguido una cadena de tales pensamientos, que parecen exentos de todo nexo con dicha elaboración, tropezamos bruscamente con una idea que se halla representada en el sueño, es indispensable para el trabajo del mismo y no resulta accesible sino por la persecución de dicha serie de pensamientos, ajena en apariencia a la formación del producto onírico. Recuérdese a este respecto el sueño de la monografía botánica, que se nos muestra como el resultado de una asombrosa condensación, aunque no hemos comunicado su análisis sino fragmentariamente.
Pero entonces, ¿cómo hemos de representarnos el estado psíquico que durante el reposo precede al soñar? Las ideas latentes, ¿aparecen dadas en conjunto o son recorridas de un modo sucesivo? ¿No podrá ser también que, partiendo de diversos centros, se constituyan varias cadenas de ideas simultáneas, que luego se unan en un punto dado? A mi juicio, no tenemos necesidad ninguna de crearnos una representación plástica del estado psíquico en la elaboración onírica. Bastará con no olvidar que se trata del pensamiento inconsciente y que el proceso puede ser muy distinto del que percibíamos en nosotros en la reflexión voluntaria acompañada de conciencia.
De todos modos, el hecho es que el trabajo del sueño reposa sobre una condensación permanente inquebrantable. Ahora bien: ¿cómo se lleva a cabo tal condensación?
Si reflexionamos que de las ideas latentes halladas sólo una minoría queda representada en el sueño por uno de sus elementos de representación, habríamos de concluir que la condensación se verifica por exclusión, no siendo así el sueño una fiel traducción o una proyección, punto por punto, de las ideas latentes, sino una reproducción harto incompleta y llena de lagunas de las mismas. Este juicio es, sin embargo, como pronto veremos, harto equivocado. Pero tomémoslo al principio como base y continuemos preguntándonos: si al contenido manifiesto no llegan sino pocos elementos de las ideas latentes, ¿qué condiciones determinan la selección de las mismas? Para contestar a esta interrogación examinaremos aquellos elementos del contenido manifiesto que tienen que haber cumplido tales condiciones. El material mejor para esta investigación será, sin duda, un sueño en cuya elaboración haya tenido efecto una condensación particularmente enérgica. Elegiremos el de la monografía botánica, 


para el estudio de la condensación en el trabajo del sueño. Sueño de las señora...)
En los tres sueños cuya comunicación antecede ha hecho resaltar, subrayándolos, aquellos elementos del contenido manifiesto que retornan en las ideas latentes, mostrando así, evidentemente, la múltiple relación de los mismos. Pero dado que en ninguno de estos sueños se ha llevado a término el análisis, creemos conveniente realizar igual labor en un sueño cuyo análisis hallamos comunicado más minuciosamente, demostrando en él la sobredeterminación de su contenido. Con este objeto elegiremos el sueño de la inyección de Irma, ejemplo en el que reconocemos sin esfuerzo que la labor de la condensación se sirve, en el trabajo del sueño, de más de un único medio.
Todas estas personas con las que tropiezo al perseguir el elemento «Irma» no entran corporalmente en el sueño, sino que se esconden detrás de la persona onírica «Irma», que queda constituida de este modo como una imagen colectiva con rasgos contradictorios. Por mi atribución a Irma de todos aquellos recuerdos míos referentes a aquellas otras personas sacrificadas en el proceso de condensación, queda convertida en representante de las mismas.
La constitución de tal persona colectiva, para los fines de la condensación onírica, puede llevarse también a cabo fundiendo en una imagen onírica los rasgos actuales de dos o más personas. De este modo es como ha surgido el doctor M. de mi sueño. Este personaje lleva el nombre del doctor M. y habla y actúa como él, pero su aspecto físico y sus padecimientos corresponden a otra persona: a mi hermano mayor. Un único rasgo, la palidez, se halla doblemente determinado, siendo común en la realidad a ambas personas. Un análogo personaje mixto es el doctor R. en el sueño de mi amigo, que es mi tío. Pero en este caso ha quedado constituida la imagen onírica de un tercer modo diferente. No he reunido rasgos físicos del uno con otros del otro, disminuyendo así la imagen mnémica de cada uno en determinados detalles, sino que he puesto en práctica el procedimiento seguido por Galton para lograr sus retratos de familia; esto es, proyectar ambas imágenes una sobre otra, con lo cual resaltan, acentuados, los rasgos comunes y se destruyen los diferentes, apareciendo sólo vagamente en la imagen. De este modo resalta, acentuada, como rasgo común en la vaga fisonomía formada por superposición de las dos personas diferentes, la barba rubia, detalle que contiene, además, una alusión a mi padre y a mí mismo, facilitada por la relación al encanecimiento.
La constitución de personas colectivas y mixtas es uno de los principales medios de que se sirve la condensación onírica. No tardaremos en tener ocasión de ocuparnos nuevamente de ella en relación con otras cuestiones. La asociación «disentería» en el sueño de la inyección se halla también múltiplemente determinada: de una parte, por similicadencia parafásica con «difteria» (Dysenterie-Diphaérie), y de otra, por la relación con el paciente enviado por mí a Egipto y cuya histeria logra burlar al médico. La mención de la propilena en el sueño se demuestra también como un interesante caso de condensación. Lo que las ideas latentes contenían no era propilena sino amilena. Pudiera creerse que no ha tenido aquí efecto, en la elaboración del sueño, más que un sencillo desplazamiento. Así, es, en efecto; pero este desplazamiento se halla al servicio de los fines de la condensación, como lo prueba el siguiente apéndice que aquí agregamos al análisis de este sueño. Deteniendo mi atención un momento más en la palabra propilena, se me ocurre que es similicadente a propileos (Propylen-Propiläen). Con esta palabra se alude no solamente a Atenas, sino también a Munich. A esta última ciudad fui un año antes de mi sueño, con ocasión de una grave enfermedad de mi amigo. La intervención de este último en mi sueño se hace luego indiscutible por la emergencia del elemento trimetilamina, que surge poco después de propilena.
Paso por alto la singular circunstancia de que tanto aquí como en otros lugares del análisis son utilizadas para la conexión de ideas como equivalentes asociaciones de los más diversos valores, y cedo a la tentación de representarme plásticamente el proceso de la sustitución de la amilena del contenido latente por la propilena del contenido manifiesto. Supongamos separados, pero enlazados por la contraposición, el grupo de representaciones de mi amigo Otto, que no me comprende, me niega la razón y me regala un licor que huele a amilena, y el de mi amigo Wilhelm, que me comprende, me daría la razón y al que debo tantos valiosos datos, entre ellos algunos interesantísimos sobre el quimismo de los procesos sexuales. Lo que del grupo de Otto ha de despertar particularmente mi atención se halla determinado por los sucesos recientes provocadores del sueño. La amilena pertenece a estos elementos sobresalientes, predestinados a pasar al contenido manifiesto. El amplio grupo de representaciones Wilhelm es precisamente animado por la contraposición con el grupo Otto y en él quedan acentuados los elementos que recuerdan los ya citados en este último. En mi sueño recurro a una persona que ha despertado mi desagrado ante otra que puedo oponerla a voluntad, y hago que mi amigo responda punto por punto a mi contradictor. De este modo, la amilena de Otto despierta también en el otro grupo recuerdos pertenecientes al círculo de la Química, y la trimetilamina, apoyada por varios lados llega al contenido manifiesto. También amilena podía llegar inmodificada a dicho contenido, pero sucumbe a la actuación del grupo Wilhelm, siendo buscado en toda el área mnémica que este nombre ocupa un elemento que pueda proporcionar doble determinación para amilena. Cercana a amilena se halla para la asociación propilena, y desde el grupo Wilhelm sale a su encuentro Munich con los Propileos. En propilena-propileos se encuentran ambos círculos de representaciones, y entonces llega este elemento intermedio, como por una especie de transacción, al contenido manifiesto. Se ha creado aquí una especie de elemento común intermedio que permite una múltiple determinación. Vemos así palpablemente que la determinación múltiple tiene que facilitar el acceso al contenido manifiesto.
Para la formación de este producto intermedio se ha llevado a cabo un desplazamiento de la atención desde lo realmente pensado a un elemento próximo en la asociación.
El estudio del sueño de la inyección presenta ya más claramente a nuestros ojos los procesos de condensación que tienen efecto en el trabajo del sueño. Hemos podido reconocer, como peculiaridades de la labor de condensación de selección de los elementos repetidamente emergentes en las ideas latentes, la formación de nuevas unidades (personas colectivas y productos mixtos) y la constitución de elementos comunes intermedios.
¿Para qué sirve la condensación y qué es lo que la impulsa? Son interrogaciones que nos plantearemos cuando emprendamos el estudio en conjunto de los procesos psíquicos que se verifican en el trabajo de los sueños. Por ahora nos contentaremos con dejar establecida la condensación onírica como una singular relación entre las ideas latentes y el contenido manifiesto de los sueños. La labor de condensación del sueño se hace más que nunca evidente cuando toma objetos palabras y nombres. Las palabras son tratadas con frecuencia por el sueño como si fueran cosas, y sufren entonces iguales uniones, desplazamientos, sustituciones y condensaciones que las representaciones de cosas. Resultado de estos sueños es la creación de formaciones verbales singularísimas y a veces muy cómicas.
EXCLUSIÓN OMISIÓN FUSION

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