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sábado, 4 de agosto de 2018

UNA ENTREVISTA A SIGMUND FREUD



Queremos hacerle algunas preguntas sobre el psicoanálisis, algunos detalles, ya que muchos no sabemos apenas de qué se trata. Tendría que preguntarle muchas cosas, sin embargo hay limitaciones, por lo tanto si me disculpa mi apresuramiento y tal vez preguntas simples, pero que sin embargo nos aclararía algunas ideas confusas que tenemos, acerca de este campo, el psicoanálisis, cada vez más difundido en nuestra cultura. Primero si me permite es: 

P: ¿Qué es lo que el psicoanalista emprende con el paciente al que el médico no ha podido auxiliar? 

Sigmund Freud: El psicoanalista no hace más que entablar un diálogo con el paciente. No usa instrumentos, ni siquiera para reconocer ni recetar medicamento alguno. El psicoanalista recibe al paciente a una hora determinada, le deja hablar, le escucha, le habla a su vez y le deja escucharle. ç

P: Se trata, pues, de una especie de conjuro mágico. Ante las palabras del psicoanalista desaparece el mal? 

Sigmund Freud:Los tratamientos psicoanalíticos precisan meses y hasta años. Una magia tan lenta pierde todo carácter maravilloso. Por lo demás, no debemos desdeñar la palabra, poderoso instrumento. Al principio fue, ciertamente, el acto; el verbo - la palabra- vino después, y ya fue, en cierto modo, un progreso cultural el que el acto se amortiguara, haciéndose palabra. Pero la palabra fue primitivamente un conjuro, un acto mágico, y conserva aún mucho de su antigua fuerza.. 

P: ¿cómo puede usted hacerle creer en la fuerza mágica de las palabras que ha de librarle de su enfermedad?» 

Sigmund Freud: Le pedimos que sea total y absolutamente sincero con su psicoanálisis, sin retener intencionadamente nada de lo que surja en su pensamiento. 

P: Comprendo supone usted que todo neurótico oculta algo que pesa sobre él, un secreto; dándole ocasión de revelarlo. le descarga usted de tal peso y alivia su mal. No se trata, pues, sino del principio de la confesión. 

Sigmund Freud:En la confesión, dice el pecador lo que sabe; en elpsicoanálisis se ha de decir algo más. Por otra parte, tampoco sabemos que la confesión haya tenido jamás el poder de suprimir síntomas patológicos directos.

P: «Entonces no lo entiendo. ¿Qué significa eso de decir más de lo que se sabe?, puedo imaginarme que el analista adquiere sobre el paciente una influencia más fuerte que el confesor sobre el penitente, por ocuparse de él más larga, intensa e individualmente, y que utiliza esta más enérgica influencia para liberarle de sus ideas patológicas, disipar sus temores, etc. Sería harto singular que también se consiguiese dominar por este medio fenómenos puramente somáticos, tales como vómitos, diarreas y convulsiones, como hace el hipnotismo. 

Sigmund Freud:- Muy acertada su indicación sobre la influencia personal del psicoanalista. Tal influencia existe, desde luego, y desempeña en el aná- lisis un papel muy importante, pero distinto en absoluto del que desempeña en el hipnotismo. No sería difícil demostrar que se trata de situaciones completamente diferentes. Bastará hacer observar que en el análisis no utilizamos dicha influencia personal – el factor «sugestivo»- para vencer los síntomas patológicos, como sucede con el hipnotismo, y además, que sería erróneo creer que tal factor constituía la base y el motor del tratamiento. También quisiéramos demostrar con un ejemplo cuán lejos de nuestra técnica analítica se halla toda tentativa de desviar las ideas del enfermo o convencerle de su falsedad. Así, cuando nuestro paciente sufre de un sentimiento de culpabilidad, como si hubiera cometido un crimen, no le aconsejamos que se sobreponga a este tormento de su conciencia acentuando su indudable inocencia, pues esto ya lo ha intentado él sin resultado alguno. Lo que hacemos es advertirle que una sensación tan intensa y resistente ha de hallarse basada en algo real, que quizá pueda ser descubierto. Ahora bien, si hemos de hacernos comprender de usted - habremos de exponer un fragmento de una teoría psicológica desconocida o insuficientemente estimada fuera de los círculos del psicoanálisis. 

P:- Dice usted que va a exponerme una nueva Psicología. Ahora bien, la psicología no es, ni con mucho, una ciencia nueva. Ha habido muchos psicólogos se han alcanzado ya en este sector rendimientos de gran importancia.. 

Sigmund Freud:: La Psicología no ha podido desarrollarse porque se lo ha impedido un error fundamental. ¿Qué comprende hoy, tal y como es su enseñanza?. Aparte de los valiosos conocimientos, pertenecientes a la fisiología de los sentidos, una cierta cantidad de divisiones y definiciones de nuestros procesos anímicos, que los usos del lenguaje han convertido en propiedad común a todos los hombres cultos. Y esto no basta, desde luego, para la concepción de nuestra vida psíquica. ¿No ha observado usted que cada filósofo, cada poeta, cada historiador y cada biógrafo crean para su uso particular una teoría psicológica y forjan hipótesis personales, más o menos atractivas, pero siempre inconsistentes sobre la cohesión y los fines de los actos psíquicos? Falta a todo ello un fundamento común - : - Todo el mundo se considera con derecho a opinar. Si plantea usted una cuestión de Física o de Química, callarán todos los no especializados en tales materias. En cambio, si arriesgamos una afirmación psicológica, podemos estar seguros de que nadie dejará de emitir su juicio, favorable o adverso. Por lo visto, no existen en este sector «conocimientos especiales». Todo el mundo tiene su vida anímica y se cree, por ello, psicólogo, recordándonos la respuesta de aquella mujer, que fue a ofrecerse como aya, y al ser preguntada si tenía nociones de cómo se debía tratar a los niños pequeños, exclamó un tanto extrañada: «¡Naturalmente! También yo he sido niña alguna vez.»

Pilar Iglesias

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